Ayer volví en la universidad sobre uno de mis ejercicios favoritos: mostrar un video a mis alumnos y pedirles un ensayo de dos páginas sobre lo que les motivaba.
Digo “volví”, porque antes de la pandemia, era cotidiano, la menos una vez al mes, ver películas o documentales que les ayudaran a comprender mejor que el Derecho puede ser algo más que repetir como papagayos unos cuantos artículos de memoria ante la complacida mirada del profesor.
Les exhibí el documental argentino “No ser Dios y cuidarlos”, la joya que muestra la iniciativa de la Universidad de Buenos Aires, de llevar la enseñanza al penal de Devoto, a petición de un grupo de presos que vieron en el encierro un espacio de resistencia y pensamiento.
Se unieron un par de ex alumnos, de cursos superiores, motivados por la novedad.
Si hace varios años atrás, una película lograba cautivar y motivaba el pensamiento crítico de los alumnos, hoy con mayor razón, el experimento es la mejor forma de comunicarnos con las nuevas generaciones de alumnos.
Viven en un mundo de imágenes y sonidos, donde Tik Tok, Instagram y una larga lista de aplicaciones les bombardean a diario con reels, de unos cuantos segundos. Me he dado cuenta que les cuesta la concentración con la palabra escrita y no pocos tienen problemas de comprensión con los textos.
Trabajo mucho con papers, para que conozcan autores, y a menudo las preguntas demuestran que no son muy amigos del silencio del texto.
Pero ahí estaban motivados, comentaban en voz baja y más de alguien comía galletas, como si fuese el cine.
Si volviéremos en el tiempo, y exhibiéramos el documental en una Abadía del siglo XV, donde los monjes escribían la Biblia con tinta y pluma, no les haría ningún sentido la imagen y el sonido. Tal vez nos verían como venidos de uno de los círculos del Dante.
Pero aún en una realidad tan ruidosa, llena de imágenes y sin mucho espacio para la reflexión pausada, es posible innovar en técnicas pedagógicas que nos permitan llegar a nuestros alumnos desde su propia realidad.
Desde ahí los podemos volver al lápiz, al papel y al ejercicio del pensamiento.
Estoy esperando los ensayos con las mejores expectativas.