Cuando Baratta nos dice que el Derecho penal se limita por la respuesta no contingente, plantea que la ley de castigo, debe nacer del ejercicio serio, reflexivo y democrático que otorga vigencia permanente a los tipos penales, en fácil, no hagamos leyes con apellido, reaccionando selectivamente a cada hecho que tiñe de rojo las páginas de los diarios.
Y eso es correcto, las leyes con apellido, son la reacción visceral del Estado a las situaciones que aparecen de improviso en los medios y que nos impactan, sorbecogen y pasan varios días en los matinales, obligando a legislar con el estómago y no con la cabeza.
Así por ejemplo, la Ley Emilia, nombrada así en honor a la niñita que fue arrollada por un conductir en estado de ebriedad, terminó siendo declarada inconstitucional, en la parte que impedía cualquier pena sustitutiva antes de un año de cumplimiento efectivo de prisión.
A eso sumamos que nuestro Código Penal, fue promulgado en 1874, inspirado en el el Código Penal español, de 1848, el que a su vez, fue derogado por el de 1995, pero nosotros seguimos con el de siempre, parchado a más no poder.
Y claro, la delincuencia de 1848, es muy distinta a la de 2022.
En nuestro país hemos intentado seriamente cambiar el Código Penal, en 2013, 2015 y actualmente existe otro intento en curso. En todos los casos, notables expertos de las más amplias visiones, han formado parte de las comisiones, pero hasta ahora, nada de nada.
Porque el Derecho Penal, siempre ha tenido respuestas contingentes, es el destino que le ha dado la clase política, no son temas que les preocupen mayormente, excepto cuando se trata de subir penas. Del Código Penal, nos acordamos históricamente cuando la violencia nos ataca con especial fuerza, como ha ocurrido en los últimos años.
Por eso tiene razón la titular del Ministerio de Justicia cuando señala: «Nosotros tenemos que compartir la preocupación en cada delito, no solo respecto a Carabineros». Agrega: «Necesitamos armonizar las penas y los delitos. Existe un proyecto presentado por el gobierno del presidente Piñera en enero de este año (…) estamos revisando y vamos a empezar a tramitar su proyecto para poder mirar las temas y los delitos de manera conjunta y de manera armónica»
Los dolorosos sucesos que están afectando a Carabineros hace un tiempo, tienen remedio antes del fallecimiento de sus efectivos, adecuando las facultades de los miembros de las fuerzas de orden y seguridad, a la nueva criminalidad, entre otras mnedidas. Como siempre digo, el Derecho penal es como los bomberos, llega cuando la casa se está quemando y no podemos asegurar que vamos a extinguir el incendio.
Pero claro que necesitamos urgente otro Código Penal, y en Chile tenemos recursos intelectuales de sobra para hacer un muy buen proyecto, como los que ya se han elaborado y que pueden servir de base para el trabajo en curso.