Hace muchos años que la seguridad pública es un problema en Chile. Los gobiernos en general han promovido leyes más duras contra los infractores, lo que equivale a comprar más carros de bomberos para evitar los incendios.
La delincuencia ha mutado al crimen organizado, que tiene una dimensión transnacional. Cualquier teléfono con mensajería encriptada o la deep web, permiten el tráfico de drogas, de armas o la trata de personas, y todos los delitos anexos. El problema no son los nuevos recursos tecnológicos, sino la capacidad del estado para llegar a ellos en tiempo y forma.
Las drogas hacen infractores más agresivos, los adolescentes por su estado de desarrollo, son pasto fértil de conductas como la incorporación a organizaciones criminales, los portonazos, las ejecuciones selectivas, el sicariato y un largo etcétera.
Lo primero que debemos entender es que el problema no es político, es un tema técnico, y en la medida que sirva para captar votos o debilitar gobiernos, hemos fracasado estrepitosamente.
¿Cuáles son a mi juicio algunas de las debilidades más visibles del sistema de persecución penal?
- La duplicidad de policías destinadas a la investigación, con visiones muy distintas y me temo, sin coordinaciones.
- Y a pesar de tal duplicidad, una simple orden de investigar enviada a la policía, puede estar meses sin movimiento, o son ejecutadas de manera deficiente, lo que reduda en falta de resultados en las investigaciones.
- Algunas agencias estatales como el Servicio Médico Legal, carecen de recursos humanos y tecnológicos para realizar atenciones y pericias en tiempo y forma.
- El Ministerio Público también acusa una falta importante de recursos humanos, si consideramos el atraso general que presentan las causas.
¿Cuáles son en mi opinión algunas de las necesidades más urgentes?
- La implementación de una política de persecución penal, orientada de manera preferente al crimen organizado.
- La formación de nuevos especialistas en las agencias estatales, especialmente en el Servicio Médico Legal, que además, me temo, está necesitando la incorporación de nuevas tecnologías. (En el «caso Tomás», todas las pericias se están haciendo en Estados Unidos)
- Una redefinición de funciones de las policías, quizá la existencia de una de carácter nacional orientada solamente a la investigación, con sólidos conocimientos en las nuevas forma delictivas.
- Repensar las formas y flujos de trabajo del Ministerio Público, y es posible que se necesiten más recursos humanos, un fiscal adjunto no puede tramitar tres mil causas, por ejemplo.
Los desafíos de los proximos años serán enormes, ya estamos siendo permeados por organizaciones criminales extraordinariamente peligrosas, las que tarde o temprano van por el Estado.
Ojalá todavía estemos a tiempo para ocuparnos como se debe.
3 comments On Es tiempo de hacer de la seguridad pública una cuestión estrictamente técnica antes que sea tarde
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Estimado profesor. No obstante que en lo inmediato y mediato, el tema es técnico, concuerdo con don Mario, en orden a que el fondo es político: fortalecer la familia y todo lo vinculado a ella. Ese fortalecimiento, depende políticas generales en materia de vivienda a las familias recién creadas, rediseñar el pre y post natal, extendiéndolo hasta los 5 años, deporte a los jóvenes como política obligatoria y fuertemente financiada, etc. Hacerlo, dejaría al crimen organizado o no, sin el combustible para subsistir: jóvenes sin familia y con familias disfuncionales. Ah, olvidaba: que el Estado no se meta con los hijos.
Estimado Doctor, es cada vez más evidente la estrecha relación que existe entre el desvalor de la familia y el éxito de las bandas para captar nuevos adherentes. Especialmente los jóvenes encuentran en las bandas el acogimiento, reconocimiento y afecto que no reciben en sus hogares. De ahí que, dentro de elenco de las necesidades urgentes de política criminal, debe incluirse el fortalecimiento del rol de la familia, como formador de personas sanas afectiva y sicológicamente, con una escala de valores que le permita distinguir el bien del mal. Mientras no se asuma esa tarea, probablemente se seguirá bordeando el problema y floreciendo el número de jóvenes dispuestos a seguir a los grupos delictivos.