Cuando litigue, nunca haga una pregunta cuya respuesta no conozca.
Si el setenta por ciento de los juicios se ganan en la preparación, debe saber que cuando hace el contra examen, sus objetivos son dos: obtener información del testigo para la teoría del caso o atacar su credibilidad.
El contra examen es una de las técnicas más difíciles de ejecutar, porque usted se enfrenta al testigo hostil, ese que ha sido presentado por la contraparte y que no tiene interés alguno en colaborar con la posición de su cliente.
Es más, muchas veces, lo único que quiere aquel testigo, es que a su cliente lo introduzcan en un caldero de aceite hirviendo.
¿Cómo hacer un buen contra examen?
Como toda la litigación, dependerá siempre de la preparación previa. Por una parte su investigación propia, le permitirá perfilar al sujeto y por otra parte, siempre pida que los testigos sean interrogados en la fiscalía. Así tendrá una base para preguntar.
Lo otro es salir a pescar. Los litigantes llamamos así, a quienes no saben qué preguntar y comienzan a interrogar por si logran algo para su teoría del caso. Es como estar en el bote esperando que pique el pez, es posible que no pase nada y se vaya finalmente a casa a comer un bife de vaca.
Es muy fácil saber cuándo el abogado no ha preparado el juicio, o no conoce la investigación. Basta con ver cómo ejecuta el contra examen. Si divaga, hace preguntas abiertas o repite el examen directo, es porque no sabe de qué trata realmente el juicio.
Y siempre hay algo que contra examinar. Todo depende de la preparación del juicio y su teoría del caso. Pero siempre hay algo.