La ley penal no hace la felicidad, tampoco disminuye los delitos. Para el control de armas, lo más efectivo es la forma como se ejerce la persecución penal.
Estoy de acuerdo que en Estados Unidos, la Segunda Enmienda que permite la tenencia libre de porte de armas, es un factor importante a tener en cuenta ante los tiroteos masivos. Pero en Chile, las armas que se usan para cometer delitos, en general son ilegales.
Y hay un tema al menos curioso, hoy se usan armas de verdad, me refiero a que desaparecieron las hechizas, esas escopetas que se hacían con dos tubos de cañería.
Entonces podemos hacer modificaciones a la ley de control de armas, aumentar las penas de los delitos, pero no vamos a sacar las armas de las calles.
Es un tema de persecución penal, que apunta a la función de las agencias estatales, fiscalía y policías.
Y creo que ahí está el déficit, en la eficiencia de la persecución penal.
Ideas para el control de armas
Debemos entender que el tema es parte del crimen organizado. La desaparición de las armas hechizas y por otra parte, el tremendo poder de fuego de los ultimos episodios, demuestra que hay un mercado ilegal completamente organizado.
¿Qué podemos hacer?
- Es necesario identificar y perseguir a las organizaciones que están comercializando armas.
- Debemos poner mayor atención a la internación de armas de contrabando, ya sea por pasos ilegales o no.
- Falta regular de mejor manera, la importación de armas fácilmente adaptables para el disparo de municiones. Hoy son traídas como juguetes.
- Es necesario redoblar los controles en las fuerzas armadas y de orden, para evitar la operación de organizaciones internas o personas que vendan armas a civiles.
- Es necesario tener un mayor control de las armas legales en manos de civiles, revisando las categorías de «coleccionistas», por ejemplo y verificando que quienes poseen armas efectivamente las tengan en su poder.
Las organizaciones criminales necesitan poder de fuego. Se han importado nuevas formas de criminalidad, es un fenómeno global. La solución no está en el aumento de penas, sino en la persecución penal efectiva y eficiente.